Este trabajo se propone mostrar la descripción y análisis de un conjunto de notas periodísticas y avisos publicados entre 1878 y 1910. Se dará cuanta de cómo un cuasi juguete tecnológico se convirtió en un medio de comunicación, en el camino hacia la fijación de uno de solo uno de sus usos posibles usos: la grabación de la música.
Estos son los primeros sonidos grabados en el dispositivo
El fonógrafo es un dispositivo patentado en 1878 por Thomas Edison. Como sucede con la mayoría de los inventos del siglo XIX su paternidad es un hecho por demás discutido. En lo que varias historias coinciden es que se trata de un mejoramiento del Fonoautógrafo inventado por el francés León Scott en 1855. Este aparato era una máquina que convertía las ondas sonoras en un registro impreso en tinta. La invención del fonógrafo estuvo particularmente guiada por la casualidad. Su inventor, según David Laining (1991) se encontraba trabajando en el camino de resolver cuatro problemas: crear un parlante para el teléfono, una maquina copiadora, una tecnología para desarrollar un telégrafo escribiente que permita el envío de cosas equivalentes al faxímil, y una forma de aplicar el teléfono a las necesidades de la empresa de correos Western Union. El resultado: un aparato pensado para grabar imágenes al final de la línea telefónica. Esas imágenes resultaron registros de la voz humana. Esta máquina funcionaba aprovechando el movimiento del aire que se produce cuando se habla. Estas ondulaciones mueven una membrana que tiene en el centro una aguja. La aguja se inserta sobre una placa de estaño en función de ese movimiento. Si la placa se ubica alrededor de un cilindro y este se hace girar sobre un eje sinfín, las ondulaciones formaran una línea continua. Esto permitía que al pasar una aguja por ese surco, las ondulaciones se conviertan nuevamente en sonido. Esto se debe a que la aguja se encontraba solidaria a una membrana que transforma esas vibraciones en movimiento de aire, es decir, en frecuencias audibles. Las mismas que habían sido fijadas en el cilindro. Según Millard (2003) el principio de funcionamiento de una aguja grabando sobre un cilindro se habría debido a una operación metonímica de relación con los tornos de Edison en su laboratorio de Menlo Park. Él habría tratado de replicar ese tipo de funcionamiento. Edison se habría maravillado con su invento y sin tener muy claras las aplicaciones posibles sugiere según Connot (1979) una lista de usos: hacer muñecas parlantes que canten, lloren y hagan ruidos; aplicarlo a todo tipo de juguetes infantiles, reproducir música vocal u orquestral mejorando el cilindro de estaño por uno de plata para aumentar su calidad; así, una familia podría tener en su casa miles de canciones; cajas musicales, relojes musicales y avisos publicitarios sonoros que se enciendan en lugar de las campanas del reloj. Este invento tuvo un pico inicial de adhesión y ventas y luego casi 10 años de vida errante sin encontrar su destino. En esa línea fue también propuesto para el envío de correos de voz. Cuenta Walter Harris (2008) que en la década del 80 del siglo XIX Edison lo propuso como una aplicación útil al servicio militar en el marco de la post-guerra civil norteamericana. La calidad de lo escuchado no era la mejor. Edison Reconocía que no podría tomar la perfección de la voz de la soprano española Adelina Patti (1843-1919) pero que la fortaleza del dispositivo estaba en la capacidad del oyente de discriminar y reconocer los sonidos que del cono emanaban (Thompson 1995). Se trataba pues de un aparato que proponía a la sociedad la posibilidad de que la música y las palabras dichas en la fugacidad del presente pudieran ser reproducidas en el futuro. Tanto que en 1888 se bromeaba en los Estados Unidos con que un mal cantante se acercaba a la bocina del aparato y se oía el mismo y se imaginaba los aplausos de millones de personas que aún no habían nacido (Laining, 1991) Mientras los fonógrafos de Edison eran de estaño, aparecen unos aparatos llamados grafófonos de cilindro de cera, que compiten con éste en el mercado y aunque más baratos son de mala calidad y no permiten más de un par de usos. No será hasta 1887, que el francés Emile Berliner patenta el gramófono. La diferencia que existe entre este y los fonógrafos es que en vez de tratarse de un grabador-reproductor sobre cilindros se trata de un aparato que solamente reproduce y lo hace a partir de discos planos. Estos discos, de pasta, son parecidos a los que los mayores de 25 hemos conocido como de vinilo. Una de las características técnicas del gramófono tiene que ver con que en vez de copiar los sonidos insertándose en la profundidad como hace el fonógrafo, graba con oscilaciones laterales. Eso acota su capacidad de grabación estaba a ciertas frecuencias del espectro de tonos medios y agudos. Esto tuvo consecuencias discursivas y de mercado. Para las grabaciones se requería una selección de artistas que tuvieran desarrollados esos registros (Gonzales 2001) La diferencia entre aparatos que permiten la posibilidad de grabación de sonido y los que sólo permiten reproducir será lo central en el proceso de competencia de los dispositivos. Al mismo tiempo introduce la problemática de la obra única y la reproductibilidad infinita de la misma. Aquello que se registrase en un fonógrafo era por definición único. El copiado era complejo y de mala calidad. Si existían varias copias de una canción por un artista se trataba o de la grabación simultánea con más de un fonógrafo (Según la posición del aparato varía lo que se grababa) o de distintas grabaciones de la misma canción que realizara el cantante en una misma tarde. En cambio el gramófono abre las puertas a la reproductibilidad infinita de una manifestación sonora. Ahora se graba la matriz en un disco y luego se lo copia mecánicamente infinitas veces. Además de permitir la construcción de una industria a escala, el inventor del gramófono habría sido algo más ambicioso al invertir en músicos que grabaran en su compañía (His Masters Voice) de lo que fuera Edison con la suya. Esto le habría valido un espaldarazo importante en la competencia por el dispositivo (Millard 2003) El triunfo de esta tecnología no fue inmediato. Recién en 1920 Edison reconoce la derrota, pero no dejará de fabricar sus fonógrafos hasta 10 años después. Es en ese momento, en los albores de la década del ´20 que se produce un pequeño cambio en el aparato de Berliner. Aparece la Victrola de RCA que es el primer reproductor que deja de ser una caja para convertirse en una fina pieza de mueblería.
A finales del siglo XIX la oferta de publicaciones en la ciudad de Buenos Aires era muy importante (Rivera 1995) En el marco de otra investigación (Videla 2001) se pudo establecer cuáles de todas ellas dedicaban espacio informativo o publicitario a aspectos ligados a la tecnología. Esto permitió construir un corpus compuesto por diarios La Prensa, El Nacional, La Unión, El Correo Español, El Comercio del Plata, La República, y La Nación de los años 1878 hasta 1880, las revistas Técnica y Argentina de los Ferrocarriles, Transporte y Comunicación de los años 1896 a 1901, la revista Caras y Caretas y P.B.T de los años 1899 a 1907 y los tomos 1 al 8 de Los Anales de la Sociedad Científica Argentina.
Es así como Edison propone una serie de usos para el fonógrafo cuando aún no se sabía bien para que usarlo, treinta años después y ya en proceso de consolidación del uso solo para reproducir música la Revista P.B.T. se interroga acerca de los usos que se le podrían dar a esta máquina. Lo hace en línea con el estilo irónico que caracterizaba a la revista y sugiere pues en su número ciento diez “Nuevas aplicaciones del fonógrafo”. Estas abarcan un conjunto de momentos de la vida cotidiana del nativo que en línea con el aviso anterior solo afectan al individuo. Por ejemplo propone que los recién casados en su luna de miel se sienten frente al fonógrafo a escuchar sus “Sí” nupciales, o que en una pelea se reproduzcan frases de amor dichas en los albores del matrimonio. O que el nieto pueda escuchar las enseñanzas del abuelo fallecido. Estas aplicaciones suponen vínculos con la construcción de una memoria individual o micro social. En otro nivel se propone que se pueden repetir las aburridas conferencias del príncipe Guillermo. En todos los casos se trata de usos cuasi-banales e individuales de un aparato que permite la escucha grupal.